Gilgamesh o la epopeya de la poesía

Gilgamesh o la epopeya de la poesía

 Analogía: el poema es un caracol en donde resuena la música del mundo y metros y rimas no son sino correspondencias, ecos, de la armonía universal.

Octavio Paz

Primero fue la palabra… poética

Todas las culturas antiguas buscaron la explicación de su origen a través de las palabras, cantaron a sus divinidades, llamaron a la lluvia y adoraron al fuego, conjuraron sus temores y celebraron sus alegrías mediante las palabras. Palabras cantadas, repetidas, custodiadas en la memoria colectiva. No es gratuito que los textos primigenios fueran configurados con ritmo, repeticiones, imágenes y metáforas, es decir, poéticamente, entre otras razones, con el fin de ser recordados.

Tablet_V_of_the_Epic_of_Gligamesh._Newly_discovered._The_Sulaymaniyah_Museum_Iraq.Hace más de 4600 años, tanto las tierras de Siria, hoy desérticas, como las de Irak, ahora devastadas por las secuelas de la invasión estadounidense de 2003, albergaban el reino de Mesopotamia: la tierra “entre dos ríos”. Entonces, esa región reverdecía y daba frutos. Allí nació una de las primeras culturas en el mundo: la sumeria; allí se inventó el primer sistema de escritura, el cuneiforme; también allí se escribió la obra literaria más antigua de la humanidad hasta ahora conocida: el poema de Gilgamesh. Las hazañas de este personaje fueron escritas en doce tablillas de barro, que, por siglos, estuvieron enterradas entre la arena y el olvido.

G3

Gilgamesh era mitad dios y mitad hombre. Fue enviado a la tierra por los dioses para gobernar la ciudad de Uruk. Era autoritario y despiadado con su pueblo, buscaba ser el rey más fuerte y poderoso; quería conquistar la gloria y vivir por siempre. Aunque parecía humano, no supo lo que «significaba ser un humano”, hasta que conoció a Enkidú y, con éste, conoció la amistad, la lealtad, la compasión y la perseverancia. El valor y el heroísmo de Gilgamesh se narra en un poema que da cuenta de una sucesión de míticas aventuras, encuentros con criaturas terroríficas, viajes por lugares asombrosos y la búsqueda incansable de la inmortalidad. Los siguientes son los versos del Preámbulo[1] de esta epopeya:

gilgamesh-lion-688po

Tablilla I, columna i

Quien vio el abismo

fundamento de la tierra

quien conoció los mares

fue quien todo lo supo;

quien, a la vez,

investigó lo oculto:

dotado de sabiduría,

comprendió todo,

descubrió le misterio,

abrió [el conducto]

de las profundidades ignoradas

y trajo la historia

de tiempos del diluvio.

[Tras] viaje lejano,

volvió exhausto, resignado.

[y] grabó en estela de piedra

sus tribulaciones.

Él erigió los baluartes

de Uruk-el-Redil,

el del Eanna

sagrario santoG7

Mira sus muros…

¡Como de bronce…!

Observa sus fundamentos.

¡No tiene par!

Toca el umbral,

de vieja hechura.

Acércate al Eanna,

morada de Ishtar.

Ningún rey en el pasado,

ningún hombre lo igualará

Sube y pasea

sobre sus muros.

Mira sus cimientos.

Considera su estructura.

¿No son acaso

cocidos sus ladrillos?

¿No habrán echado sus fundamentos

los Siete Sabios?

 

Un sar[2] mide la ciudad,

un sar sus huertos,

un sar el templo de Ishtar.

G4En total…

¡tres sar abarca Uruk!

Busca [ahora]

el cofre de cobre;

tiene un cerrojo de bronce.

Abre

la puerta de los secretos.

Saca una tablilla

de lapislázuli. Lee.

Son las pruebas

que sufrió él, Gilgamesh.

G19-1

¡El más famoso de los reyes,

célebre, prestigioso!

¡Heroico retoño de Uruk!

Toro que embiste.

Va al frente, el primero

[en la batalla].

Para auxiliar a sus hermanos,

vuelve atrás.

¡Fuerte red,

protección para sus huestes!

¡Impetuosa corriente,

derriba las murallas!

¡Hijo de Lugalbanda,

perfecto por su fuerza!

¡Hijo de la Excelsa Vaca,

Ninsún-Rimat!

Tal es Gilamesh.

Perfecto. Soberbio.

 G62

Abrió los pasos

de la montaña,

cavó los pozos

en sus laderas,

cruzó el océano, vastos mares,

hasta donde sale el sol;

alcanzó los confines de la tierra

en busca de la vida.

Por su propio esfuerzo, llegó

hasta Utanapíshtim, el distante.

Restauró los santuarios

arrasados por el diluvio.

Entre todos los pueblos

nadie habrá

que le iguale

en majestad;

que, como Gilgamesh, pueda decir:

“¡Soy yo el rey!”

 

El poema de Gilgamesh es un texto fundamental en el acercamiento a la literatura y de modo particular a la poesía, pues aunque se trata de un texto épico, se torna lírico ya que expresa la angustia existencial que atraviesa la experiencia humana. Las tribulaciones y emociones del rey de Uruk son las mismas de las que abreva la poesía de todos los tiempos, el amor, la fraternidad, al dolor por la pérdida y el miedo a la intrascendencia, entre otras. Gilgamesh representa la epopeya de la poesía misma, sobreviviente en el desierto del tiempo, palabra que se levanta del polvo y la arena para seguir brillando en sus ecos.

Por último, quiero mencionar la estupenda versión en prosa, idónea para lectores infantiles y juveniles, que ha escrito e ilustrado minuciosa y bellamente Ludmila Zeman, y que ha sido editada por Ediciones Tecolote (México, 2003).

 

G1P

 

Las ilustraciones son de Ludmila Zeman, incluidas en su obra Gilgamesh, México, Ediciones Tecolote, 2003.

[1] Tomado de Gilgamesh o la angustia por la muerte (poema babilonio). Traducción directa del acadio, introducción y notas de Jorge Silva Castillo, México, El Colegio de México, Centro de Estudios de Asia y África, 2004.

[2] Medida de superficie de alrededor de 360 hectáreas.

Mañanas de escuela, de César Arístides, un amoroso silencio que habita en la ensoñación

Mañanas de escuela, de César Arístides, un amoroso silencio que habita en la ensoñación
Dedicado a las niñas de Guatemala, a quienes en vez de poesía, amor,
justicia, les han dado el peor castigo por ser niñas, mujeres, pobres, 
y vivir en un sistema donde se desprecia la vida y se incinera la esperanza.

Basta así la palabra de un poeta, la imagen nueva pero arquetípicamente verdadera, para que reencontremos los universos de la infancia. Sin infancia no hay verdadera cosmicidad. Sin canto cósmico no hay poesía. El poeta despierta en nosotros la cosmicidad de la infancia.

Gaston Bachelard

El poemario Mañanas de escuela[1], de César Arístides[2], con ilustraciones de Paulina Barraza, nos propone entrar en un mundo provisto de imágenes de ensueño con tardes de frutas habitadas por osos de arena y pájaros rojos que lloran bondad. Un mundo que evoca una infancia que juega en el jardín donde pájaros azules se vuelven bicicletas y habitan árboles que piensan. Un mundo en cuyo paisaje los árboles vuelan sobre el sueño de los gatos. Un mundo que podemos mirar asomándonos tan solo “En la ventana”:

 

Desde mi ventana el mundo son los árboles

los pájaros que vuelan sobre el sueño de los gatos

allá están los camiones las calles las ilusiones

los niños más grandes regresan de la escuela

entonces las nubes ponen el mantel

y le avisan al sol que lave sus manos

pues es hora de llover

 

desde mi ventana la ropa tendida

es un baile de fantasmas que dan risa

un vestido tiembla y corren calcetines

en busca de un señor barrigón

que trabaja en un mercado

 

corren las bancas porque llueve

y las casas también los semáforos

sólo los sueños se quedan quietos

disfrazados de niñas mojadas

que saltan una cuerda

Portada Mañanas de escuela

Mañanas de escuela se compone de un conjunto de poemas líricos que hablan de experiencias de infancia en un patio escolar donde los árboles greñudos/ juegan encantados y una mochila es un cofre de ilusiones; de la arboleda adornada con el verdor de los pájaros; de una casa con habitaciones donde se crece y se juega, y donde a veces da miedo el eco de la nada, como en “Quiero dormir”:

 

A veces en la noche

me da miedo el eco de la nada

Imagino a los fantasmas buscar su cabellera

atorada entre las puertas o los libros

debajo de la cama entre juguetes olvidados

 

si acaso me despierto a medianoche

asustada por la nada y su canción de oscuridad

pienso en el columpio y la naranja

en las nubes que hacen triste la cara de mi abuela

y también en la risa del recreo

así me entra la sed y la añoranza

y vuelvo despacito

acurrucado en los recuerdos

a la tibieza del sueño

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En este poemario se entretejen una serie de sensaciones que se perciben con todo el cuerpo, un cuerpo que juega, que mira y se mira a sí mismo, con la emotividad del ensueño de infancia expresada en cada verso, en cada poema. El discurso poético que configura los poemas de esta obra destaca el uso de imágenes sensoriales con las que se crean ambientes donde se escucha la música de las hormigas y se mira a los árboles dejar caer “Cartas a los niños”:

Caen de los árboles

para que las escriban nuestras pisadas

cartas de amor o música de hormigas

revuelo del viento al atardecer

mientras los árboles se ponen tristes

porque el cartero apurado en su tarea

no entrega a los niños que no saben leer

estas hojas mal escritas

por el verdor de los pájaros

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Como toda la poesía que trata de la experiencia de infancia, las composiciones de esta obra obsequian a sus lectores, de cualquier edad, una entrada al recuerdo, a la añoranza o a la evocación de esta etapa esencial que percute o repercute en la memoria de toda persona. Finalmente, Mañanas de escuela propone una respuesta ante la inagotable pregunta: “Qué es la poesía”:

Le pregunté a mamá qué son los versos

y me dijo que eran flores de lluvia y algodón

papá qué son los versos

y me habló de caballos rojos en un mar de azucenas

profesora qué son los versos

y escribió en el pizarrón palomas de cristal

pero dígame maestro que son los versos

y me enseñó un dibujo donde lloraba un corazón

ahora sé qué son los versos

tu sonrisa en la lluvia

y el amoroso silencio

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Sugerencias para escribir después de leer este poemario y otros

Conviene saber que jugar con los poemas, manipular e intervenir los versos ajenos es un buen comienzo y un camino lúdico para lograr que las niñas y los niños se familiaricen con el discurso poético y, poco a poco, lo hagan propio como recurso expresivo y creativo. Con tal propósito, se hacen las siguientes propuestas:

Escribir a partir del título de un poema

Sugiera a las niñas y los niños lectores que elijan un poema que les haya causado una impresión especial. Invítelos a comentar lo que les hizo sentir, pensar o recordar. En seguida, pida que se preparen para escribir un texto personal y aclare que no estarán obligados a compartirlo, a menos que deseen hacerlo. Proponga una pauta para orientar el proceso de escritura, como la siguiente:

  • Adoptar el mismo título del poema seleccionado como título de su propio texto.
  • Tomar como modelo de escritura el poema seleccionado: tema, estilo, recursos.
  • Escribir un poema nuevo y personal.
  • Ilustrar el poema, si así lo desean.

Componer un poema con títulos de poemas ajenos

Invite a los lectores a seleccionar, de modo individual, los primeros versos de entre siete y diez poemas, destinados a componer uno nuevo con ellos. En la composición que hagan deben buscar que haya coherencia semántica, sin perder de vista que un elemento esencial en la poesía es la construcción de imágenes a partir del sentido que evoquen las palabras usadas en sentido metafórico. Recomiende seleccionar de siete a 10 de los primeros versos que más les gusten; acomodarlos en el orden que les guste; complementar con algún verso nuevo de su propia creación y colocarlo donde crean conveniente; que hagan una lectura del nuevo texto y hagan ajustes finales si los creen necesarios. No se trata de acomodar arbitrariamente los versos, sino de construir sentido y expresión con su composición. El siguiente texto está compuesto con siete títulos de poemas de Mañanas de escuela:

Un mensaje de pájaros te voy a cantar

El mar es mariposa que sueña

Para cubrirme del miedo

Allí guardo mi libro de paisajes y barcos

Feliz me despierto y la casa es un sueño

Si te digo tengo miedo

Mi llanto es luciérnaga triste

[1] Mañanas de escuela, de César Arístides, México, Santillana, 2011.

[2] César Arístides nació en la Ciudad de México en 1967. Cuando era niño no le gustaba la escuela, en vez de eso, deseaba ser jugador de futbol, y cuando había oportunidad le encantaba mojarse bajo la lluvia. Le gustaba leer y esa era una de sus actividades favoritas. Su gusto por la literatura lo llevó a escribir y a recopilar poesía de otros. Entre sus obras destacan: Duelos y alabanzas y Murciélagos y redención, obra con la que ganó el Premio Internacional de Poesía “Benemérito de América”, en 2004. En la actualidad es editor y, aunque dice ser un poco lento en la cancha, juega futbol rápido en su tiempo libre.

Talleres de poesía con niñas y niños para construir una voz propia

Que el verso sea como una llave

que abra mil puertas.

Una hoja cae; algo pasa volando.

Cuanto miren los ojos creado sea,

y el alma del oyente quede temblando.

                      Vicente Huidobro

 

Durante varios años, los talleres de poesía con niños Palabras para darte vuelo se han realizado en diversos espacios (aulas escolares, bibliotecas, ferias del libro) y se dirigen especialmente a los niños y las niñas, sin embargo, es frecuente la participación de personas de todas las edades. En cada taller que llevo a cabo confirmo dos cosas, la primera es que la poesía, aún la seleccionada ex profeso para estos talleres con la premisa de que sus receptores serán infantes, no tiene receptores exclusivos, y que cualquier persona puede acceder al discurso poético a través de una experiencia compartida con niños y niñas. La segunda es que cada vez que hay una oportunidad de leer y comentar poesía de manera solidaria, así como un sendero iluminado por donde andar el camino de la escritura (algunos lo llaman «andamiaje»), toda niña y todo niño son y se asumen, en mayor o menor medida, como lectores, hermeneutas y escritores: leen, interpretan, escriben. De ahí, esta reflexión e invitación a leer, comentar y escribir, jugar, sentir… con la poesía, en el aula, la escuela, la biblioteca, la sala de lectura, la plaza, la calle…

Construir una voz propia a través de la experiencia de leer y escribir

¿Cómo hacernos de una voz propia? ¿Cómo pueden las palabras de los otros servirnos para construir nuestra propia palabra, nuestra propia voz? ¿En qué medida la poesía tiende caminos en ese proceso? En principio toca hablar de la lectura como afluente de otras voces con las que podemos dialogar, en las que podemos reconocernos y reconocer a los otros. Y de la escritura en tanto ejercitación de nuestra propia voz, de nuestro propio discurso, emanado de nuestras reflexiones o necesidades comunicativas y expresivas. La lectura y la escritura pueden tener un papel fundamental en el proceso de formación de los sujetos como individuos, como seres sociales y por tanto, como sujetos letrados y como ciudadanos. Como individuos, porque la lectura y la escritura en tanto experiencias formativas, en tanto experiencias de vida, es decir, como vivencias relevantes y significativas en la vida de los individuos dejan una impronta que se revela en el SER de cada persona, en su modo de estar en el mundo y de relacionarse con los otros. Somos las palabras que nos habitan. Las palabras que nos nombran. Las palabras con las que nombramos al mundo. Las palabras inefables que arropan nuestros silencios. Las primeras palabras que recordamos y las últimas que enunciamos.

Por supuesto que todos tenemos una voz, entendida ésta como ejercicio del lenguaje verbal, y las voces de las niñas y los niños son las más brillantes entre todas. En esta reflexión al hablar de «construir una voz propia» me refiero a la posibilidad de saber y poder utilizar las palabras, jugar y experimentar con ellas para decir lo que se quiere expresar o comunicar; a ejercer el derecho a la palabra, oral y escrita, y a que esta sea escuchada; a saber y poder «hacer cosas con palabras» (J. L. Austin).

Sentí felicidad porque me gustó escribir

porque escribí lo que sentí hace mucho y siempre lo he

querido expresar pero nunca lo he podido, pero ya pude

Ilan

La experiencia estética de los niños y las niñas con la poesía

Acercar la poesía a los niños es acercarlos a un mundo de palabras, habitado por vocablos que se vuelven sonido, música, imágenes, colores, texturas, emociones, sensaciones… A un mundo de palabras cargadas de sentido que se revela poco a poco, en aproximaciones dotadas de asombro, de juego, de descubrimiento o de misterio. Cada encuentro con la poesía que logra convertirse en una experiencia significativa, emocional y vivencialmente, deja una huella, el rastro de un camino al cual se podrá volver, por el cual se podrá transitar muchas veces, un camino que cada vez podrá ser distinto, único, cada vez más amplio, con un horizonte del mundo y de sí mismos en expansión constante.

En los talleres de poesía con niñas y niños se busca generar vivencias como la que refiere Jorge Luis Borges[1], en relación con la lectura del poema “Oda a un ruiseñor”, de John Keats, que hizo siendo un niño y que le llevó a decir más tarde, en su reflexión adulta:

Yo creía saberlo todo sobre las palabras, sobre el lenguaje (cuando uno es niño, tiene la sensación de que sabe muchas cosas), pero aquellas palabras fueron para mí una especie de revelación. Evidentemente, no las entendía. ¿Cómo podía entender aquellos versos que consideraban los pájaros -a los animales- como algo eterno, atemporal, porque vivían en el presente? Somos mortales porque vivimos en el pasado y el futuro: porque recordamos un tiempo en el que no existíamos y prevemos un tiempo en el que estaremos muertos. Esos versos me llegaban gracias a su música. Yo había considerado el lenguaje como una manera de decir cosas, de quejarse, o de decir que uno estaba alegre, o triste. Pero cuando oí aquellos versos (y, en cierto sentido, llevo oyéndolos desde entonces) supe que el lenguaje también podía ser una música y una pasión. Y así me fue revelada la poesía.

Por ello, los talleres de poesía con niñas y niños son una oportunidad de crear el acceso a la palabra escrita y al discurso poético; a su recepción estética; a sus formas y recursos; a su apropiación para jugar con las palabras y usarlas en la construcción de nuevos textos, para expresar emociones y deseos, para conocerse a sí mismos y, sobre todo, para descubrir que las palabras sirven para construir una identidad y una voz propia.

Los talleres de poesía con niñas y niños se constituyen en prácticas letradas al crear condiciones y oportunidades para leer, conversar, pensar, escribir e interactuar alrededor de lo que estas acciones suscitan y convocan, en contextos y situaciones específicos. Como prácticas letradas, integran distintas acciones alrededor de textos escritos que por sí mismos, o a través de una mediación adecuada, resultan significativos y relevantes para quienes participan de ellas. Mediante la poesía, las niñas y los niños aprenden a utilizar las palabras en función de sus intereses y necesidades expresivas, creativas, lúdicas, identitarias y de interacción social y cultural.

Por último, confirmo mi adscripción a las palabras que Gianni Rodari escribió en las preliminares de su Gramática de la Fantasía (p. 13), porque son palabras que dan luz y esperanza a mi trabajo:

Confío en que el librito sea útil para quien cree en la necesidad de que la imaginación tenga su puesto en la enseñanza; para quien tiene fe en la creatividad infantil; para quien sabe qué virtud liberadora pude tener la palabra. «Todos los usos de la palabra para todos», me parece un lema bueno y con agradable sonido democrático. No para todos sean artistas, sino para que nadie sea esclavo.

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[1] En “Credo de un poeta”, conferencia pronunciada en la Universidad de Harvard, durante el curso 1967-1968.