Talleres de poesía con niñas y niños para construir una voz propia

Que el verso sea como una llave

que abra mil puertas.

Una hoja cae; algo pasa volando.

Cuanto miren los ojos creado sea,

y el alma del oyente quede temblando.

                      Vicente Huidobro

 

Durante varios años, los talleres de poesía con niños Palabras para darte vuelo se han realizado en diversos espacios (aulas escolares, bibliotecas, ferias del libro) y se dirigen especialmente a los niños y las niñas, sin embargo, es frecuente la participación de personas de todas las edades. En cada taller que llevo a cabo confirmo dos cosas, la primera es que la poesía, aún la seleccionada ex profeso para estos talleres con la premisa de que sus receptores serán infantes, no tiene receptores exclusivos, y que cualquier persona puede acceder al discurso poético a través de una experiencia compartida con niños y niñas. La segunda es que cada vez que hay una oportunidad de leer y comentar poesía de manera solidaria, así como un sendero iluminado por donde andar el camino de la escritura (algunos lo llaman «andamiaje»), toda niña y todo niño son y se asumen, en mayor o menor medida, como lectores, hermeneutas y escritores: leen, interpretan, escriben. De ahí, esta reflexión e invitación a leer, comentar y escribir, jugar, sentir… con la poesía, en el aula, la escuela, la biblioteca, la sala de lectura, la plaza, la calle…

Construir una voz propia a través de la experiencia de leer y escribir

¿Cómo hacernos de una voz propia? ¿Cómo pueden las palabras de los otros servirnos para construir nuestra propia palabra, nuestra propia voz? ¿En qué medida la poesía tiende caminos en ese proceso? En principio toca hablar de la lectura como afluente de otras voces con las que podemos dialogar, en las que podemos reconocernos y reconocer a los otros. Y de la escritura en tanto ejercitación de nuestra propia voz, de nuestro propio discurso, emanado de nuestras reflexiones o necesidades comunicativas y expresivas. La lectura y la escritura pueden tener un papel fundamental en el proceso de formación de los sujetos como individuos, como seres sociales y por tanto, como sujetos letrados y como ciudadanos. Como individuos, porque la lectura y la escritura en tanto experiencias formativas, en tanto experiencias de vida, es decir, como vivencias relevantes y significativas en la vida de los individuos dejan una impronta que se revela en el SER de cada persona, en su modo de estar en el mundo y de relacionarse con los otros. Somos las palabras que nos habitan. Las palabras que nos nombran. Las palabras con las que nombramos al mundo. Las palabras inefables que arropan nuestros silencios. Las primeras palabras que recordamos y las últimas que enunciamos.

Por supuesto que todos tenemos una voz, entendida ésta como ejercicio del lenguaje verbal, y las voces de las niñas y los niños son las más brillantes entre todas. En esta reflexión al hablar de «construir una voz propia» me refiero a la posibilidad de saber y poder utilizar las palabras, jugar y experimentar con ellas para decir lo que se quiere expresar o comunicar; a ejercer el derecho a la palabra, oral y escrita, y a que esta sea escuchada; a saber y poder «hacer cosas con palabras» (J. L. Austin).

Sentí felicidad porque me gustó escribir

porque escribí lo que sentí hace mucho y siempre lo he

querido expresar pero nunca lo he podido, pero ya pude

Ilan

La experiencia estética de los niños y las niñas con la poesía

Acercar la poesía a los niños es acercarlos a un mundo de palabras, habitado por vocablos que se vuelven sonido, música, imágenes, colores, texturas, emociones, sensaciones… A un mundo de palabras cargadas de sentido que se revela poco a poco, en aproximaciones dotadas de asombro, de juego, de descubrimiento o de misterio. Cada encuentro con la poesía que logra convertirse en una experiencia significativa, emocional y vivencialmente, deja una huella, el rastro de un camino al cual se podrá volver, por el cual se podrá transitar muchas veces, un camino que cada vez podrá ser distinto, único, cada vez más amplio, con un horizonte del mundo y de sí mismos en expansión constante.

En los talleres de poesía con niñas y niños se busca generar vivencias como la que refiere Jorge Luis Borges[1], en relación con la lectura del poema “Oda a un ruiseñor”, de John Keats, que hizo siendo un niño y que le llevó a decir más tarde, en su reflexión adulta:

Yo creía saberlo todo sobre las palabras, sobre el lenguaje (cuando uno es niño, tiene la sensación de que sabe muchas cosas), pero aquellas palabras fueron para mí una especie de revelación. Evidentemente, no las entendía. ¿Cómo podía entender aquellos versos que consideraban los pájaros -a los animales- como algo eterno, atemporal, porque vivían en el presente? Somos mortales porque vivimos en el pasado y el futuro: porque recordamos un tiempo en el que no existíamos y prevemos un tiempo en el que estaremos muertos. Esos versos me llegaban gracias a su música. Yo había considerado el lenguaje como una manera de decir cosas, de quejarse, o de decir que uno estaba alegre, o triste. Pero cuando oí aquellos versos (y, en cierto sentido, llevo oyéndolos desde entonces) supe que el lenguaje también podía ser una música y una pasión. Y así me fue revelada la poesía.

Por ello, los talleres de poesía con niñas y niños son una oportunidad de crear el acceso a la palabra escrita y al discurso poético; a su recepción estética; a sus formas y recursos; a su apropiación para jugar con las palabras y usarlas en la construcción de nuevos textos, para expresar emociones y deseos, para conocerse a sí mismos y, sobre todo, para descubrir que las palabras sirven para construir una identidad y una voz propia.

Los talleres de poesía con niñas y niños se constituyen en prácticas letradas al crear condiciones y oportunidades para leer, conversar, pensar, escribir e interactuar alrededor de lo que estas acciones suscitan y convocan, en contextos y situaciones específicos. Como prácticas letradas, integran distintas acciones alrededor de textos escritos que por sí mismos, o a través de una mediación adecuada, resultan significativos y relevantes para quienes participan de ellas. Mediante la poesía, las niñas y los niños aprenden a utilizar las palabras en función de sus intereses y necesidades expresivas, creativas, lúdicas, identitarias y de interacción social y cultural.

Por último, confirmo mi adscripción a las palabras que Gianni Rodari escribió en las preliminares de su Gramática de la Fantasía (p. 13), porque son palabras que dan luz y esperanza a mi trabajo:

Confío en que el librito sea útil para quien cree en la necesidad de que la imaginación tenga su puesto en la enseñanza; para quien tiene fe en la creatividad infantil; para quien sabe qué virtud liberadora pude tener la palabra. «Todos los usos de la palabra para todos», me parece un lema bueno y con agradable sonido democrático. No para todos sean artistas, sino para que nadie sea esclavo.

ninas-y-ninos-en-cuajimalpa-2013

[1] En “Credo de un poeta”, conferencia pronunciada en la Universidad de Harvard, durante el curso 1967-1968.

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